La agricultura que queremos: una Agricultura con Todo.

 

Bases conceptuales para un sistema de producción de alimentos según los condicionantes actuales y las oportunidades futuras.

¿De dónde venimos?

Hace 25 años acompañamos sin titubeos un camino que revolucionó la agricultura: la siembra directa. Incorporándola, detuvimos un proceso de degradación del suelo, disminuimos la erosión y la evaporación, aumentamos la producción con menor uso de combustible fósil. Este rumbo también nos permitió crecer profesionalmente.

Desde una reflexión actual, con los conocimientos que contamos, podemos decir que el impacto de este nuevo modo de producir fue tan grande, que sin querer fuimos abandonando la premisa de “desafiar lo que se da por hecho”, y nos sumergimos en una letanía donde, por errores propios y ajenos, no percibimos que habíamos llegado a una forma simplificada de producir. En este esquema la “receta” desplazó a la “agronomía”, y el enorme beneficio que habíamos logrado nos limitó construir alternativas. Recaimos en la adopción única de insumos sin perspectivas de tecnologías basadas en procesos.

¿Dónde estamos?

En paralelo a esta trayectoria, la sociedad, de la cual nos habíamos separado, comenzó tibiamente a reclamar y cuestionar, muchas veces sin fundamentos sólidos, el uso excesivo de agroquímicos en lugares cercanos a las poblaciones rurales, entre otras controversias.

Por su parte, el ambiente no se hizo esperar y nos avisó con la proliferación de malezas, insectos y enfermedades resistentes a fitosanitarios. Fuimos tibios en poner énfasis en formas de control integradas y volvimos a caer en tecnologías de insumos y la naturaleza respondió con más resistencias.

De forma solapada se manifestaron problemas asociados a la disminución de la actividad biológica del suelo, pérdidas en el contenido de materia orgánica y nutrientes. Todo esto sumado (y tal vez lo más importante) a nuestra demanda por un ambiente natural y alimentos más sanos y nutritivos.

En la actualidad la producción está generalmente vinculada con la degradación del ambiente. Nuestra intención es desacoplar esta asociación satisfaciendo las futuras demandas de alimentos reduciendo, a la vez, el impacto ambiental.

¿Hacia dónde queremos ir?

Para superar esta situación, es necesario tomar un camino centrado en el ecosistema entendiendo sus complejas interacciones, con una mirada en el paisaje y no en el lote, con más procesos y menos insumos, con mayor diversidad de cultivos, con un uso más eficiente del agua, manteniendo la mínima perturbación del suelo por labranza y químicos. Se necesita incorporar, a su vez, especies para mantener el suelo cubierto, aumentar la diversidad de plantas y animales, promover raíces vivas constantes, e integrar a todos los seres vivos en el sistema.

Nos debemos una nueva forma de producción que tienda a mejorar los índices ambientales, con especial énfasis en la reconstrucción biológica del suelo mediante la intensificación de la biodiversidad, articulando el logro de resultados económicos estables en el tiempo.

Este giro adquiere distintos nombres: Agricultura Regenerativa, Bio Agricultura, Nueva Agricultura o Agricultura Integrada. Si bien cada una estas denominaciones tienen sus matices, todas comparten la necesidad de pensar y llevar al plano práctico un enfoque sistémico que considere tecnologías de procesos, con especial atención en su sostenibilidad. Se trata de una perspectiva de largo plazo, con mayor inclusión de diversidad de especies, con reconocimiento de los sistemas complejos y cambiantes, y en la búsqueda de soluciones a los problemas por sus causas, a través de la creatividad con alta dedicación y demanda intelectual.

En este camino, a una Agricultura con Todo, vamos.

Ing. Agr. Juan Dall´Orso
Ing. Agr. Juan Petrelli